La Problemática de la Hipoteca en la Ruptura Matrimonial: Un Análisis Detallado
La ruptura matrimonial es una etapa complicada en la vida de cualquier persona. Entre los diversos factores que agudizan este proceso, uno de los más importantes y a menudo problemáticos es la hipoteca de la vivienda familiar.
El estado civil en el momento de la compra de la vivienda es crucial. Si la pareja contrajo la deuda hipotecaria sin estar casados, cada uno responderá al pago según cómo se repartió la hipoteca inicialmente, pero si la hipoteca se firmó una vez casados, generalmente dependerá del régimen de gananciales. Por lo general, en caso de gananciales y divorcio, la deuda se divide al 50%.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de divorcios en España ha aumentado en un 3.2% en el año 2022, mientras que el número de hipotecas concedidas también ha experimentado un aumento significativo en el mismo periodo. Esta convergencia de tendencias lleva a más personas a enfrentarse a la difícil cuestión de cómo manejar la hipoteca tras la ruptura matrimonial.
Distribución de la Deuda Hipotecaria
En un divorcio, la deuda hipotecaria se considera deuda conyugal, lo que significa que ambas partes son responsables de pagarla.
Un estudio de la Universidad de Barcelona en 2023 señaló que más del 50% de las parejas divorciadas optan por vender la propiedad y repartir las ganancias, lo que permite que ambos cónyuges se liberen de la deuda hipotecaria.
Vender la vivienda, cancelar la hipoteca y repartir las ganancias a partes iguales es la opción más común. Pero este camino «sencillo» puede estar lleno de obstáculos, como la existencia de hijos no independizados o un mercado de vivienda que ofrece un precio mucho menor al que se pagó por la casa.
Novación de la Hipoteca: ¿Una Solución de Un Solo Lado?
La novación permite cambiar los titulares de la hipoteca si uno de los cónyuges decide asumir la deuda en solitario. Pero no todos los bancos aceptarán esta petición, ya que implicaría perder las garantías económicas previstas en el momento de la concesión de la hipoteca.
Si la entidad acepta la novación, podría pedir un cambio en las condiciones, un nuevo cotitular o un aval. Aquí, la extinción de condominio se convierte en un instrumento crucial, permitiendo la separación de la propiedad de la vivienda y la titularidad de la hipoteca.
Dación del Pago: ¿Una Última Salida?
La dación del pago, entregando la vivienda al banco para cancelar la deuda, es una alternativa potencial, aunque suele ser la última opción para el banco. Si hay avalistas o si los propietarios tienen ingresos, el banco probablemente preferirá otras opciones de cobro.
El Dilema de los Avalistas Familiares
La figura del avalista hipotecario, a menudo los padres, se ve fuertemente impactada en caso de divorcio. Es común que los padres que han firmado avales en estas situaciones terminen siendo responsables del pago de la hipoteca de una casa en la que ya no vive su hij@.
Esta opción suele ser peligrosa, porque los padres no solo estarán avalando a una persona ajena, sino que su patrimonio dependerá de que la expareja de su hij@ pague o no las cuotas hipotecarias de la casa puntualmente.
Impacto en los Hijos
La presencia de hijos menores agrega otra capa de complejidad. Según el artículo 96 del Código Civil, el uso de la vivienda familiar corresponde a los hijos y al cónyuge que tenga su custodia. Sin embargo, esto no exime al otro cónyuge del pago de la hipoteca. En situaciones de custodia compartida, la solución más común suele ser la venta de la casa.
Los datos del Consejo General del Poder Judicial indican que en el 70% de los casos de divorcio con hijos menores en 2022, la vivienda familiar se asignó al progenitor con la custodia de los hijos.
Conclusión
La hipoteca en una ruptura matrimonial es un tema que requiere un cuidadoso análisis y una planificación adecuada. Es esencial que las parejas comprendan las implicaciones legales y financieras de la hipoteca conjunta y estén dispuestas a buscar una solución que sea justa para ambos.
La creciente tasa de divorcios y el incremento en las hipotecas otorgadas subrayan la necesidad de políticas y leyes más comprensivas que puedan ayudar a mitigar los impactos financieros de una ruptura matrimonial y proteger los derechos de ambas partes.
Es evidente que los artículos del Código Civil respecto a la disolución del matrimonio deberían tener una incidencia directa en la Ley Hipotecaria. En la actualidad, los cónyuges divorciados pueden quedar atrapados en una situación financiera compleja, y un mecanismo que conecte adecuadamente las normas de disolución del matrimonio con las leyes hipotecarias podría proporcionar soluciones más justas y viables para todas las partes involucradas.